viernes, 23 de julio de 2010

SOBRE ALGUNAS APARICIONES


para Cit

La calle huele a pollo asado y el ruido es batido dulce de gritos y ladridos,
si he de preferir prefiero verte correr para alcanzar la ruta,
hacer de la calle sola y sucia el entarimado de una pasarela,
que voltees nerviosa a los costados, pero no arriba, nunca arriba,
donde estoy atalayado en la misma postura del qué se yo;
tan rápida, tan tremenda.

Sin enfermar ni hacer honores a Tristan,
porque la especie es así y soy de la especie,
siento la vibración de los conjurados,
el vértigo de los suicidas que son sin querer ser,
el bramido animal y antiguo que espabila,
o lo que Don Sátanas llama: el deseo.

Fue ayer que brinqué al verte,
estaba en la punta de una cuchara,
con cucharada de tristeza
ungido de los miedos naturales de los idiotas,
cuando andabas el asfalto e ibas tan Rennoir,
como las muchachas de cabello oscuro de Renoir,
he puesto una luz amarilla a la izquierda del pecho
en donde dicen que se hospeda el amor.
Como no creo en el teléfono,
te escribo como testamento de mi fervor estas letras
apenas testigas de lo hermoso que es observarte
correr tras el autobús y esquivar la ira hambrienta de los perros.

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