EROTOFANÍA

I
Si es muñeca de escayola qué blancas serán sus piernas
y si es de humana entraña que simpático será el desastre
yo estaré enamorado de ella, haré la teta y el jugo
y aún si te marchas
la miraré risueña cerrar la puerta.

O tendremos sólo praderas y rebaños,
escribiremos su nombre en las piernas de los cerdos
seré el ridículo de la estepa con mi barba tusada por sus manos

Si es muñeca de porcelana qué frías estarán sus mejillas,
la arroparé con mantos zurcidos por hilos de lana de nuestras ovejas,
amará un dios cualquiera sin prisas ni conjuros,
no tendrá la espera de la muerte por sospecha,
serán amigas cuando riegue nuestras cenizas por las lomas.

Si es muñeca de tu esposo que dolorosa será su mirada,
extraña de mis manos y mis tontos anhelos de rebaños y cabañas,
las miraré frustrado cuando la baraja coincida nuestros bastos y espadas,
me iré a masturbar a la casa
y volveré fresco al trabajo
por la
mañana.

II
Las parejas de adolecentes me ponen caliente.
Caliente y triste cuando las descubro en la banqueta.

Les agrada el sol que los amotina contra el durazno,
la tarde que se hace larga en el abrazo del tejado.

Son mis ojos que se adelantan a sus manos
y mis manos impacientes que rasguñan la ventana.

La muchachita es avezada en la huida,
escurridiza y sonriente
le gusta ceder hasta confirmar
que achaca la fuerza el chavo.

Tendrá que ser aguzado
o caerá por la rompiente afilada
de los tontos, de los ansiosos, de los angustiados.


De cualquier forma caerá.

IV
¡Qué milagrosas nalgas,
qué fantastica la rectitud de la vereda entre espalda y culo,
qué delirio los abultados muslos,
qué hinchazon la mia cuando te veo,
qué vastedad de criatura,
qué crepuscular tu verbo conjugado,
qué mujer, como salida del magma de la tierra, ardorosa e impúdica para soslayo de mi tormento,
qué portentoso par de tetas sin treta de miradas, puro frescor de lujuriosa atada!

Pura carne punzadora,
la pura broma de la erección,
maravilloso fruto de carne,
todo el misterio, si lo hay,
y todo el exeso
no bastan para sabotear tu delicia,
una vida de masturbarse tampoco bastaría
para domesticar el anhelo,
pan sagrado detrás de la vitrina,
yo sólo, sólo puedo adorar tu magnifica desnudez de bruja.